viernes, 29 de junio de 2012

El regalo del fuego


El regalo del fuego

En la región amazónica, un grupo de
indígenas shuar no conocía el fuego y no
podía cocinar sus alimentos. Comían crudos
los zapallos, la yuca, las aves y los pescados.
Tampoco podían alumbrar sus casas en las
noches oscuras.
Cerca de ellos vivía un hombre llamado
Taquea, acompañado por su mujer. Ellos
eran los únicos que poseían fuego y se
negaban a compartirlo. No dejaban que
nadie se acercara a su casa y, peor aún a
la fogata que permanecía encendida día y
noche. Para vigilar el fuego, salían a trabajar
a la chacra por turnos.
Un día, estaba la esposa de Taquea
trabajando en el campo, cuando encontró
a un quinde entre las plantas. El quinde
estaba con sus alitas empapadas y no podía
volar. Con una vocecita muy débil, habló:
-“Por favor, ayúdame. Estoy mojado y
tengo frío.” La mujer se conmovió y lo tomó
entre sus manos; lo llevó hasta su casa y lo
puso junto al fuego para que se secara.
El quinde había sido testigo de la avaricia
de esta pareja; entonces, cuando se secó,
aprovechó que la mujer se distrajo contando
a su marido como había encontrado al
pajarito, para acercarse al fogón, encender
su cola y darse a la fuga por la ventana. Los
esposos no pudieron detenerlo y se quedaron
en la puerta de su casa culpándose uno al
otro. Taquea estaba furioso.
El quinde fue de casa en casa y repartió
el fuego entre los demás habitantes de la





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